13 de julio: Día Internacional del Sarcoma

13 de julio: Día internacional del Sarcoma

Guillermina Alonso Gómez

Doctora en Biología Molecular por la Universidad Central de Venezuela

Sara Carmona Gallardo

Graduada en Biotecnología por la Universidad de Extremadura, BIOTECH MEDICAL SIMULATION S.L., info@biotme.com.

Resumen 

En este mundo del siglo XXI, en una época en que un buen estado de salud es más apreciado por la población, es crucial estar al tanto de las diversas enfermedades que pueden afectar a las personas. Entre estas enfermedades, el sarcoma se destaca como un padecimiento que merece nuestra atención y comprensión.  

¿Qué es el sarcoma? 

El sarcoma, en su esencia más pura, es un cáncer que se origina en los tejidos conectivos del cuerpo. Estos tejidos incluyen músculos, huesos, grasa, cartílago, vasos sanguíneos y tejido linfático.  

A diferencia de los carcinomas, que son los cánceres más comunes y se originan en los tejidos epiteliales, los sarcomas representan un desafío distinto debido a su naturaleza menos frecuente, y su capacidad para afectar una amplia gama de estructuras anatómicas. 

Aunque es relativamente raro en comparación con otros tipos de cáncer, el impacto en la vida de quienes lo padecen es significativo. 

Figura 1. 13 de julio, Día Internacional del Sarcoma. 

Desde una perspectiva anatómica, el sarcoma puede surgir en una variedad de ubicaciones dentro del cuerpo humano. Estas pueden incluir: 

Tejidos blandos: los sarcomas de tejidos blandos se originan en los músculos, los tejidos grasos, los tendones, los nervios y los vasos sanguíneos que componen el tejido conectivo. Estos sarcomas pueden surgir en estos tejidos blandos de cualquier parte del cuerpo, pero son más comunes en las extremidades, el tronco y el área abdominal. 

Huesos: los sarcomas óseos se desarrollan en el tejido óseo del esqueleto. Pueden surgir en cualquier hueso del cuerpo, aunque son más frecuentes en los huesos largos, como el fémur y el húmero. 

En términos de fisiología, el sarcoma se caracteriza por el crecimiento anormal y descontrolado de las células del tejido afectado. Este crecimiento puede conducir a la formación de tumores malignos, que tienen el potencial de invadir los tejidos circundantes, y así propagarse a otras partes del cuerpo, en un proceso conocido como metástasis. La fisiología exacta detrás del sarcoma varía según el tipo específico de crecimiento y la genética del paciente, lo que subraya la importancia de un enfoque personalizado en su diagnóstico y tratamiento. 

Tipos de sarcomas 

Los sarcomas se dividen en varios subtipos, cada uno con características clínicas, histológicas y genéticas, todas únicas, las cuales influyen en el comportamiento clínico y en el pronóstico. Por esta razón se requiere un enfoque multidisciplinario en su diagnóstico y tratamiento. A continuación, se presentan algunos de los tipos de sarcomas, los más comunes y los menos comunes, que se encuentran en la práctica médica: 

Sarcoma de tejidos blandos 

– Liposarcoma: se origina en el tejido adiposo y es uno de los sarcomas de tejidos blandos más comunes. 

– Leiomiosarcoma: surge en el tejido muscular liso y puede encontrarse en el útero, el tracto gastrointestinal y otros lugares. 

– Rabdomiosarcoma: es más común en niños y se desarrolla a partir de células musculares esqueléticas inmaduras. 

– Fibrosarcoma: se origina en el tejido fibroso y puede afectar la piel, los tejidos blandos y los huesos. 

Sarcoma óseo 

– Osteosarcoma: es el tipo más común de sarcoma óseo y se origina en las células óseas inmaduras. 

– Condrosarcoma: se desarrolla en el cartílago y puede afectar las articulaciones y las estructuras óseas. 

– Sarcoma de Ewing: afecta principalmente a niños y adolescentes y se origina en los huesos largos y planos. Es agresivo y puede propagarse rápidamente a otras partes del cuerpo. 

Sarcomas de partes blandas menos comunes 

– Hemangiopericitoma: se origina en los vasos sanguíneos y puede encontrarse en diversas partes del cuerpo. 

– Tumor desmoide: es un sarcoma de crecimiento lento que se desarrolla en las células musculares o en el tejido conectivo. 

– Sarcoma sinovial: afecta los tejidos blandos alrededor de las articulaciones y es más común en adultos jóvenes. 

Causas del sarcoma 

Aunque las causas exactas del sarcoma no están completamente definidas, existen algunos factores de riesgo conocidos que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar esta enfermedad. Entre ellos se incluyen: 

– Genética: se ha observado que ciertos trastornos genéticos, como la neurofibromatosis tipo 1 y la enfermedad de Li-Fraumeni, están asociados con un mayor riesgo de desarrollar sarcoma por parte del paciente. Las mutaciones genéticas heredadas pueden predisponer a una persona a desarrollar esta enfermedad. 

– Radiación: la exposición a la radiación ionizante, como la radioterapia utilizada en el tratamiento del cáncer, puede aumentar el riesgo de desarrollar sarcoma en el área expuesta. Esto puede manifestarse varios años después de la exposición inicial. 

– Factores ambientales: algunos estudios han sugerido una posible asociación entre la exposición a ciertos productos químicos y el desarrollo del sarcoma, aunque se necesitan más investigaciones para comprender completamente esta relación. 

– Lesiones previas: las lesiones traumáticas anteriores, o las cicatrices quirúrgicas, pueden aumentar el riesgo de desarrollar sarcoma en el sitio de la lesión. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la mayoría de las personas con lesiones no desarrollarán un sarcoma. 

Síntomas del sarcoma 

El sarcoma puede presentarse de diversas formas, y por esta razón los síntomas pueden variar según el tipo y la ubicación del tumor. Algunos de los síntomas más comunes que pueden indicar la presencia de un sarcoma incluyen: 

– Presencia de un bulto o masa: muchos sarcomas se manifiestan como una protuberancia o masa palpable en el cuerpo. Esta masa puede ser firme o blanda al tacto y puede crecer rápidamente con el tiempo. 

– Dolor persistente: el sarcoma puede causar dolor en el área afectada, que puede ser constante o intermitente. Este dolor puede empeorar con el tiempo, y no suele aliviarse con el reposo. 

– Hinchazón o inflamación: en algunos casos, el sarcoma puede causar hinchazón o inflamación en el área afectada. Esto puede deberse a la presión ejercida por el tumor sobre los tejidos circundantes. 

– Limitación del movimiento: los sarcomas que afectan las articulaciones o los músculos pueden provocar dificultad para moverse o realizar actividades cotidianas. 

– Síntomas sistémicos: en casos avanzados, el sarcoma puede causar síntomas sistémicos como fatiga, pérdida de peso inexplicable y fiebre intermitente. 

Es importante tener en cuenta que estos síntomas no son exclusivos del sarcoma y pueden ser causados por una variedad de otras afecciones. Sin embargo, si un paciente presenta alguno de estos síntomas, especialmente si persisten o empeoran con el tiempo, se recomienda realizar una evaluación médica completa para descartar la presencia de un sarcoma, u otras enfermedades graves. 

Tratamientos para el sarcoma 

El tratamiento del sarcoma puede variar según el tipo y la etapa de la enfermedad, así como la salud general del paciente. Algunas opciones de tratamiento comunes incluyen: 

– Cirugía: la cirugía se utiliza para extirpar el tumor y cualquier tejido circundante afectado. En algunos casos, puede ser necesaria la amputación de una extremidad para eliminar completamente el cáncer. 

– Radioterapia: la radioterapia utiliza radiación de alta energía para destruir las células cancerosas y reducir el tamaño del tumor antes de la cirugía, o para eliminar las células cancerosas restantes después de la cirugía. 

– Quimioterapia: la quimioterapia utiliza medicamentos que son capaces de destruir las células cancerosas y prevenir su crecimiento y su propagación. Puede administrarse antes o después de la cirugía, o como tratamiento principal para los sarcomas que no se pueden extirpar quirúrgicamente. 

– Terapia dirigida: la terapia dirigida utiliza medicamentos que son capaces de atacar específicamente las células cancerosas, al dirigirse a ciertas moléculas que promueven su crecimiento y supervivencia. 

– Inmunoterapia: la inmunoterapia estimula el sistema inmunológico del cuerpo para que reconozca y ataque las células cancerosas. 

Es importante destacar que el tratamiento del sarcoma a menudo requiere un enfoque multidisciplinario, con la colaboración de oncólogos, cirujanos, radioterapeutas, y otros profesionales de la salud para brindar la mejor atención posible al paciente. 

Cuidados y apoyo para pacientes con sarcoma 

El camino hacia la recuperación del sarcoma puede ser difícil, y por eso es importante hacerle notar al paciente que no está solo. Es fundamental contar con un sólido sistema de apoyo durante las etapas del tratamiento y de la recuperación.  

– Mantener una comunicación abierta: el equipo médico debe estar abierto a conversar sobre las preocupaciones, preguntas y necesidades que puedan inquietar al paciente. La comunicación abierta puede ayudar a abordar cualquier inquietud y garantizar que reciba el mejor cuidado posible. 

– Cuidar el bienestar emocional: el cáncer puede afectar el bienestar emocional, por lo que el paciente no debe dudar en buscar apoyo emocional si lo necesita. Esto puede incluir hablar con un terapeuta, unirse a un grupo de apoyo o conectarse con otros pacientes que estén pasando por experiencias similares. 

– Priorizar la salud: durante el tratamiento del sarcoma, es importante priorizar la salud física y mental. Esto puede incluir mantener una dieta saludable, hacer ejercicio regularmente y practicar técnicas de manejo del estrés, como la meditación o el yoga. 

– No descuidar la red de apoyo: los familiares y amigos pueden ser una fuente invaluable de apoyo durante este tiempo.  El paciente no puede tener miedo de pedir ayuda cuando la necesite.  

En el Día Internacional del Sarcoma, nos unimos todos para mostrar solidaridad con aquellos que enfrentan esta enfermedad y para honrar la valentía y la fortaleza de quienes luchan contra ella. Recordemos que juntos, como comunidad médica y como sociedad, podemos marcar la diferencia en la vida de aquellos afectados por el sarcoma.  

Diagnóstico del sarcoma 

En el campo de la medicina oncológica, el diagnóstico temprano y preciso del sarcoma es fundamental para mejorar los resultados y la calidad de vida de los pacientes. El diagnóstico temprano del sarcoma es esencial para un tratamiento exitoso.  

Para diagnosticar el sarcoma, los médicos pueden realizar una serie de pruebas, que pueden incluir imágenes médicas como radiografías, tomografías computarizadas (TC) o resonancias magnéticas (RM), biopsias para examinar muestras de tejido y determinar si son cancerosas, y análisis de sangre para detectar marcadores tumorales. 

El diagnóstico del sarcoma requiere un enfoque multidisciplinario, y algunas de las pruebas y procedimientos comunes utilizados en el diagnóstico del sarcoma incluyen: 

– Examen físico: el primer paso en el diagnóstico del sarcoma es realizar un examen físico completo para evaluar cualquier masa o protuberancia sospechosa en el cuerpo del paciente. 

– Pruebas de imagen: las pruebas de imagen, como radiografías, tomografías computarizadas (TC), resonancias magnéticas (RM) y ecografías, se utilizan para visualizar el tumor y determinar su tamaño, ubicación y extensión. 

–  Biopsia: la biopsia es el procedimiento estándar para confirmar el diagnóstico de la presencia de un sarcoma. Se toma una muestra del tejido sospechoso, y se examina bajo un microscopio para identificar las células cancerosas características del sarcoma. 

– Análisis genético: en algunos casos, se pueden realizar pruebas genéticas en muestras de tejido para identificar mutaciones genéticas específicas asociadas con el sarcoma, lo que puede influir en el pronóstico y el tratamiento del paciente. 

– Evaluación de metástasis: una vez que se confirma el diagnóstico de sarcoma, se pueden realizar pruebas adicionales, como escaneos de PET (tomografía por emisión de positrones) o biopsias de ganglios linfáticos, para determinar si el cáncer se ha diseminado a otras partes del cuerpo. 

Figura 2. Biopsia para el diagnóstico de leucemia y sarcoma de Ewings en la médula ósea. 

Uso de simuladores de entrenamiento médico 

Los simuladores de entrenamiento médico están surgiendo como una herramienta valiosa en la formación de profesionales de la salud, incluidos aquellos que se especializan en el diagnóstico y tratamiento del sarcoma. Estos simuladores proporcionan un entorno seguro y controlado para que los médicos practiquen y perfeccionen sus habilidades en el manejo de casos clínicos complejos. 

– Entrenamiento en biopsia: los simuladores de biopsia permiten a los médicos practicar la técnica de obtención de muestras de tejido de manera repetida, y sin riesgos para el paciente. Esto les permite adquirir habilidades y destrezas necesarias para realizar biopsias precisas y seguras en pacientes reales. 

– Visualización de imágenes: los simuladores de imagenología, como los programas de realidad virtual y los modelos anatómicos en 3D, ayudan a los médicos a familiarizarse con la interpretación de imágenes radiológicas, así como también a mejorar su capacidad para identificar características específicas de los tumores, como el tamaño, la forma y la ubicación. 

– Simulaciones de escenarios clínicos: los simuladores de escenarios clínicos permiten a los médicos practicar el manejo de casos de sarcoma en un entorno controlado. Esto les brinda la oportunidad de tomar decisiones clínicas importantes y desarrollar habilidades de trabajo en equipo en situaciones realistas, pero sin riesgos para el paciente. 

El diagnóstico del sarcoma es un proceso complejo que requiere una combinación de habilidades clínicas, conocimientos especializados y tecnologías avanzadas. Al aprovechar los avances en simuladores de entrenamiento médico, podemos mejorar la capacitación de los profesionales de la salud y garantizar un diagnóstico más preciso y oportuno del sarcoma, lo que a su vez puede conducir a mejores resultados para los pacientes. 

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Referencias

American Cancer Society. (2022). Soft Tissue Sarcoma Diagnosis. https://www.cancer.org/cancer/soft-tissue-sarcoma/detection-diagnosis-staging/how-diagnosed.html (último acceso: junio 2024). 

American Cancer Society. (2022). What Are the Risk Factors for Soft Tissue Sarcomas? https://www.cancer.org/cancer/soft-tissue-sarcoma/causes-risks-prevention/risk-factors.html (último acceso: junio 2024). 

Dancsok, A. R., Asleh-Aburaya, K., & Nielsen, T. O. (2017). Advances in sarcoma diagnostics and treatment. Oncotarget, 8(4), 7068–7093. https://doi.org/10.18632/oncotarget.12548  

National Cancer Institute. (2022). Soft Tissue Sarcoma Treatment (PDQ®)–Health Professional Version https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK66046/  (último acceso: junio 2024). 

Soft tissue sarcomas: ESMO Clinical Practice Guidelines for diagnosis, treatment and follow-up. (2010). Annals of oncology: official journal of the European Society for Medical Oncology, 21(8), 1736. https://doi.org/10.1093/annonc/mdq419  

Wallander K, Öfverholm I, Boye K, Tsagkozis P, Papakonstantinou A, Lin Y, et al. (2023). Sarcoma care in the era of precision medicine. J Intern Med, 294: 690–707. https://doi.org/10.1111/joim.13717  

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