Doctora en Biología Molecular por la Universidad Central de Venezuela
Graduada en Biotecnología por la Universidad de Extremadura, BIOTECH MEDICAL SIMULATION S.L., info@biotme.com.
La insuficiencia cardíaca es un síndrome clínico complejo que resulta de cualquier anomalía estructural o funcional del corazón, lo cual disminuye su capacidad para bombear sangre adecuadamente o para llenarse durante la diástole. Es una condición clínica compleja y multifacética, que afecta a millones de personas en todo el mundo, y requiere atención médica continua y cambios en el estilo de vida.
Conocer y entender los mecanismos subyacentes a la insuficiencia cardíaca, así como las estrategias de diagnóstico y las opciones de tratamiento, son puntos cruciales para proporcionar una atención efectiva y mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes.
La insuficiencia cardíaca se define como la incapacidad del corazón para bombear sangre de manera adecuada, y así satisfacer las necesidades metabólicas del cuerpo. Esta condición de insuficiencia puede ser el resultado de diversos trastornos que afectan el corazón, incluyendo las enfermedades de las arterias coronarias, la hipertensión, y las miocardiopatías y valvulopatías, entre otros.
Este síndrome afecta aproximadamente al 1-2% de la población adulta en los países desarrollados, con una prevalencia que aumenta significativamente en la población anciana.
Para el diagnóstico y el tratamiento adecuado de las insuficiencias cardíacas es importante la evaluación de la fracción de eyección.
La fracción de eyección (FE) es un parámetro médico crucial para evaluar la función del corazón, especialmente del ventrículo izquierdo, que es responsable de bombear la sangre oxigenada a todo el cuerpo.
La fracción de eyección se refiere al porcentaje de sangre que el ventrículo izquierdo expulsa con cada latido, en comparación con el volumen total de sangre que contiene al final de la diástole (relajación del corazón). Se calcula dividiendo el volumen sistólico (la cantidad de sangre expulsada) entre el valor del volumen diastólico final (la cantidad de sangre presente antes de la contracción), y luego multiplicando el resultado por 100 para obtener un porcentaje.
En términos simples, la fracción de eyección es el porcentaje de sangre que sale del corazón con cada contracción. Se puede medir con pruebas por imágenes, como ecocardiograma, cateterismo, resonancia magnética, o tomografía.
En condiciones normales, la fracción de eyección del ventrículo izquierdo oscila entre el 55% y el 70%. Valores por debajo del rango normal indican una disminución en la capacidad del corazón para bombear sangre, lo cual es común en casos de insuficiencia cardíaca. Una fracción de eyección reducida puede ser consecuencia de diversas patologías cardíacas, como la cardiomiopatía, el infarto de miocardio y la hipertensión arterial no controlada.
En términos fisiopatológicos, la insuficiencia cardíaca puede clasificarse en dos tipos principales: insuficiencia cardíaca con fracción de eyección reducida (ICFEr) e insuficiencia cardíaca con fracción de eyección preservada (ICFEp).
Se caracteriza por una disminución en la capacidad del ventrículo izquierdo para contraerse y expulsar sangre (<40%). La disfunción sistólica es el mecanismo predominante en ICFEr, y comúnmente se asocia con daño miocárdico previo, como el infarto de miocardio o una miocarditis.
En este caso el problema radica en la capacidad del ventrículo para relajarse y llenarse adecuadamente. La disfunción diastólica es la principal característica de ICFEp, a menudo relacionada con una hipertensión crónica y envejecimiento.
Un concepto crucial en la fisiopatología de la insuficiencia cardíaca es la remodelación cardíaca. Este proceso implica cambios estructurales y funcionales en el miocardio como respuesta a un estrés hemodinámico y neurohormonal.
La remodelación cardíaca es un proceso complejo que involucra cambios estructurales y funcionales en el corazón, a menudo en respuesta a lesiones o estrés crónico. Estos cambios incluyen hipertrofia de los miocitos (las células musculares del corazón), fibrosis (aumento del tejido conectivo) y alteraciones en la geometría del ventrículo. Biológicamente, la remodelación cardíaca es un intento del corazón para mantener su función ante daños o sobrecargas hemodinámicas. Sin embargo, estos cambios pueden ser perjudiciales a largo plazo.
Existe una estrecha relación entre la remodelación cardíaca y la insuficiencia cardíaca. Cuando el corazón se ve sometido a estrés prolongado, como hipertensión o un infarto de miocardio, se inicia el proceso de remodelación para compensar la disminución de la función. Inicialmente, estos cambios pueden ayudar a mantener el gasto cardíaco, pero con el tiempo, la remodelación excesiva puede deteriorar la función cardíaca, llevando a la aparición de la insuficiencia cardíaca.
La identificación y el manejo temprano de la remodelación cardíaca son cruciales en pacientes con riesgo de insuficiencia cardíaca. Para ayudar a mitigar estos efectos y mejorar el pronóstico del paciente, en ocasiones, se pueden practicar intervenciones médicas y quirúrgicas, junto con cambios en el estilo de vida.
El diagnóstico de la insuficiencia cardíaca requiere un enfoque multidimensional que incluye la evaluación clínica, los estudios de imagen, y diversas pruebas de laboratorio.
La historia clínica y el examen físico son esenciales para el diagnóstico inicial. Los síntomas clásicos incluyen disnea, fatiga, y edema periférico. Sin embargo, estos síntomas pueden ser inespecíficos y variar ampliamente entre los pacientes.
Algunos de los signos y síntomas comunes son:
Las técnicas de imagen son fundamentales para evaluar la estructura y la función del corazón. La ecocardiografía es la herramienta de elección primaria, debido a su accesibilidad y capacidad para proporcionar información detallada.
Las pruebas de laboratorio son útiles para identificar causas subyacentes y evaluar el grado de afectación orgánica.
La insuficiencia cardíaca es una enfermedad crónica y progresiva, y no tiene cura. Por estas razones, el manejo de la insuficiencia cardíaca es multifacético, centrado en aliviar los síntomas, mejorar la calidad de vida y prolongar la supervivencia del paciente.
Las estrategias utilizadas normalmente incluyen modificaciones en el estilo de vida, farmacoterapia y, en casos avanzados, intervenciones quirúrgicas.
Las modificaciones en el estilo de vida son la piedra angular del manejo de la insuficiencia cardíaca. Estas incluyen:
La farmacoterapia es el pilar del tratamiento de la insuficiencia cardíaca. Los fármacos se eligen en función del tipo de insuficiencia cardíaca y la presencia de comorbilidades.
En casos de insuficiencia cardíaca avanzada, pueden ser necesarias intervenciones quirúrgicas o dispositivos implantables.
La investigación continua en el campo de la insuficiencia cardíaca ha llevado al desarrollo de nuevas terapias prometedoras, como:
La insuficiencia cardíaca rara vez ocurre de manera aislada, y a menudo se asocia con comorbilidades que complican su manejo. Algunas de las comorbilidades más comunes incluyen:
Para mejorar los resultados clínicos se hace esencial plantear un enfoque integral, que aborde tanto la insuficiencia cardíaca como las comorbilidades asociadas. Esto puede incluir:
La insuficiencia cardíaca es una condición crónica y debilitante, que requiere un enfoque multifacético y personalizado para su manejo.
Los profesionales de la salud deben mantenerse actualizados sobre los avances en la fisiopatología, el diagnóstico y el tratamiento, incluidas las terapias emergentes, para proporcionar la mejor atención posible a los pacientes.
La integración de nuevas terapias y la gestión eficaz de las comorbilidades son aspectos clave para mejorar tanto la calidad de vida, como los resultados clínicos en los pacientes con insuficiencia cardíaca.
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