Doctora en Biología Molecular por la Universidad Central de Venezuela
Graduada en Biotecnología por la Universidad de Extremadura, BIOTECH MEDICAL SIMULATION S.L., info@biotme.com.
El 21 de junio ha sido designado como el Día Mundial de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). Esta jornada representa una oportunidad para reflexionar, sensibilizar y tomar acciones en apoyo a quienes enfrentan la ELA, una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta la fuerza muscular y la coordinación de los músculos voluntarios.
La ELA, también conocida como enfermedad de Lou Gehrig en honor al famoso jugador de béisbol, quien la padeció, es una enfermedad compleja y desafiante. Aunque la ciencia ha avanzado significativamente en la comprensión de sus mecanismos, aún no existe una cura definitiva. Este día no se trata solo de reconocer los desafíos, sino también de celebrar la resiliencia, el coraje y la esperanza de quienes viven con ELA y de sus seres queridos.
La Esclerosis Lateral Amiotrófica es una enfermedad neurodegenerativa progresiva que, afecta a las células nerviosas del cerebro, del tronco cerebral y de la médula espinal, las cuales son conocidas como neuronas motoras.
Estas neuronas motoras son responsables de transmitir los mensajes desde el cerebro hasta los músculos del cuerpo, permitiendo y controlando el movimiento voluntario. Existen dos conjuntos de neuronas motoras que desempeñan funciones cruciales en el movimiento muscular. El primer conjunto, conocido como neuronas motoras superiores, se extiende desde el cerebro hasta la médula espinal y los músculos de todo el cuerpo. El segundo grupo, llamado neuronas motoras inferiores, se extiende desde la médula espinal hasta los músculos en todo el cuerpo.
La ELA provoca un deterioro progresivo y eventual muerte de ambos conjuntos de neuronas motoras. Cuando estas células nerviosas se deterioran o mueren, se ve comprometida la capacidad del cerebro para iniciar y controlar el movimiento muscular voluntario, lo que conduce a la debilidad muscular, la pérdida de la función motora y, eventualmente, a la parálisis.
Lamentablemente, hasta los momentos, no tiene cura y es mortal.
Figura 1. Neurona motora.
La ELA se manifiesta de diversas formas, y los síntomas pueden variar de una persona a otra, ya que varían dependiendo de las células nerviosas afectadas. Y aunque los síntomas de la ELA generalmente aparecen después de los 50 años, también pueden afectar a personas más jóvenes.
Los síntomas de ELA tienden a aparecer en las manos, los pies, los brazos o las piernas, expandiéndose luego a otras áreas del cuerpo. A medida que más células nerviosas mueren, los músculos se debilitan progresivamente. Este deterioro afecta funciones básicas como la masticación, la deglución, el habla y la respiración.
Por lo general, las etapas iniciales de la ELA no se acompañan de dolor, y este es poco común en las etapas avanzadas de la enfermedad. Es importante destacar que la ELA raramente impacta el control de la vejiga o los sentidos, como el gusto, olfato, tacto y oído.
Hay algunos signos y síntomas comunes que pueden indicar la presencia de la enfermedad:
Debilidad muscular: la debilidad muscular progresiva es uno de los primeros signos de ELA. Esta debilidad generalmente comienza en una extremidad, como un brazo o una pierna, y puede extenderse gradualmente a otras partes del cuerpo.
Espasmos musculares y calambres: muchas personas con ELA experimentan espasmos musculares involuntarios y calambres, especialmente durante las etapas iniciales de la enfermedad.
Dificultad para hablar y tragar: la afectación de los músculos utilizados para hablar y tragar, puede provocar dificultades tanto en la articulación de las palabras, como en la deglución de alimentos y líquidos.
Cambios en la marcha y la postura: a medida que la enfermedad progresa, los cambios en la marcha y la postura pueden volverse más evidentes, lo que puede afectar la capacidad de caminar y mantener el equilibrio.
Atrofia muscular: la pérdida de masa muscular, conocida como atrofia muscular, es una característica común de la ELA a medida que avanza la enfermedad.
Problemas respiratorios: conforme la ELA avanza y afecta los músculos involucrados en la respiración, pueden surgir problemas respiratorios, especialmente durante el ejercicio físico o al acostarse.
Dificultad para realizar actividades cotidianas: al inicio, al paciente se le dificultan actividades diarias de rutina, como subir escaleras, levantarse de una silla o incluso deglutir, volviéndose desafiantes con el transcurrir del tiempo.
Cambios en el habla y la voz: el estilo y el patrón de discurso se va tornando lento o anormal, con presencia de ronquera y otros problemas vocales.
Influencia genética: cerca de uno de cada diez casos de ELA se atribuye a una anomalía genética. Este fenómeno se denomina ELA hereditaria. En la mayoría de los casos, los hijos de individuos con ELA hereditaria tienen un 50% de probabilidades de heredar el gen asociado a esta enfermedad. En el resto de los casos que no son hereditarios, la causa precisa de aparición de ELA permanece desconocida.
Exposición ambiental: la exposición a toxinas ambientales, como el plomo u otras sustancias presentes en entornos laborales o domésticos, ha sido objeto de estudio en relación con la ELA. Aunque se han realizado numerosas investigaciones, aún no se ha identificado de manera consistente ningún elemento o sustancia química como causante directo de la enfermedad. También se ha sugerido que el hábito de fumar podría ser un factor de riesgo ambiental para la ELA, especialmente para las mujeres fumadoras después de la menopausia, quienes podrían tener un riesgo aún mayor.
Antecedentes familiares: la presencia de un familiar con una forma hereditaria de la enfermedad puede aumentar el riesgo de desarrollar ELA. Sin embargo, el número de casos hereditarios es bajo.
Edad y sexo: la edad es un factor determinante, ya que el riesgo de desarrollar ELA aumenta significativamente después de los 75 años, siendo más frecuente entre los 60 y 85 años. En cuanto al sexo, antes de los 65 años, la ELA es ligeramente más prevalente en hombres que en mujeres. Sin embargo, esta disparidad desaparece después de los 70 años.
Aunque aún no se cuenta con una cura definitiva, es importante detectar tempranamente la enfermedad, para brindar el apoyo necesario y mejorar la calidad de vida de quienes van a enfrentar un largo y tortuoso camino. El diagnóstico de ELA se basa en la evaluación clínica, pruebas neurológicas y descarte de otras afecciones.
Evaluación médica y examen físico: el proceso de diagnóstico inicia con una detallada evaluación médica. El doctor recopilará información sobre los antecedentes médicos y familiares del paciente, además de examinar su estado actual, prestando especial atención a aspectos como:
Pruebas de diagnóstico usuales: el diagnóstico más preciso para ratificar o descartar la presencia de ELA, involucra técnicas como:
Tiempo de diagnóstico: a pesar de los avances en la medicina, el diagnóstico de ELA sigue siendo complejo, y en la mayoría de los casos, toma entre 17 y 20 meses. Los médicos especialistas se toman el tiempo necesario para descartar otras enfermedades con síntomas similares, y evitar generar preocupaciones innecesarias en pacientes y familiares.
Si bien no existe una cura definitiva, existen tratamientos para controlar los síntomas e intentar mejorar la calidad de vida. Es muy importante la atención multidisciplinaria, incluyendo fisioterapia, terapia ocupacional y apoyo emocional.
El Día Mundial de la ELA busca no solamente aumentar la conciencia sobre esta enfermedad neurodegenerativa, sino también brindar apoyo a los pacientes, los cuidadores, los familiares, e inclusive los profesionales de la salud que trabajan incansablemente para mejorar la calidad de vida de quienes la padecen. Es un día para educar, para compartir historias de valor y para impulsar la investigación en busca de tratamientos más efectivos y, en última instancia, de una cura.
Como contribución a todos los afectados, cada uno de nosotros puede marcar la diferencia en sus vidas de varias maneras:
En el Día Mundial de la ELA, nos unimos como comunidad global en la lucha contra esta enfermedad implacable. Cada gesto de apoyo, cada palabra de aliento y cada avance científico nos acercan un paso más hacia el objetivo final: un mundo sin ELA. Mientras tanto, respetamos y apoyamos la valentía y la fuerza de aquellos que enfrentan la enfermedad con una fuerte determinación diaria.
El Día Mundial de la ELA es una oportunidad para reflexionar, concientizar y actuar. Juntos, podemos construir un futuro más esperanzador para todas las personas afectadas por esta enfermedad.
Desde https://biotme.com/, queremos reafirmar nuestro compromiso para contribuir con el aumento de una visión amplia que genere la posibilidad de un diagnóstico temprano, un cuidado más acertado para los pacientes y una investigación continuada, que permita lograr un tratamiento exitoso para los pacientes afectados por ELA.
Si detectas alguna necesidad que podría cubrirse desde BIOTME, o si te imaginas algún simulador que pudiéramos desarrollar, puedes contactar con nosotros a través del siguiente enlace: info@biotme.com
Clínica Mayo (2024). Esclerosis lateral amiotrófica. Disponible en: https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/amyotrophic-lateral-sclerosis/diagnosis-treatment/drc-20354027 [último acceso, abril 2024].
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Theran León, J. S., Dulcey Sarmiento, L. A., Saenz Sandoval, E., Arango Fontecha, E. R., Vera Quintero, D. K. (2022). Esclerosis lateral amiotrófica, revisión epidemiológica, clínica y terapéutica de una catastrófica enfermedad neurológica en términos pronósticos. Ciencia Latina Revista Científica Multidisciplinar, 6(6), 8664-8693. https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v6i6.4026
Vijayakumar, U., Milla, V., Stafford, M., Bjourson, A., Duddy, W., Duguez, S. (2019). A Systematic Review of Suggested Molecular Strata, Biomarkers and Their Tissue Sources in ALS. Frontiers in Neurology, 10. https://doi.org/10.3389/fneur.2019.00400
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