23 de mayo, Día Mundial contra el Melanoma: desafiando al sol

23 de mayo, Día Mundial contra el Melanoma: desafiando al sol

Guillermina Alonso Gómez

Doctora en Biología Molecular por la Universidad Central de Venezuela

Sara Carmona Gallardo

Graduada en Biotecnología por la Universidad de Extremadura, BIOTECH MEDICAL SIMULATION S.L., info@biotme.com.

Introducción  

El 23 de mayo marca un día significativo en el calendario médico: el Día Mundial contra el Melanoma. Este día, en el que se centra la atención en una de las formas más mortales de cáncer de piel, es una oportunidad crucial para educar, concientizar y actuar en la lucha contra esta enfermedad devastadora.  

Es de vital importancia para la población comprender la amenaza que representa el melanoma, y cómo se puede abordar la prevención de manera efectiva.  

Melanoma 

El melanoma es el tipo más grave de cáncer cutáneo, que se origina en los melanocitos, las células que producen el pigmento que le da color a la piel. Se caracteriza por un crecimiento anormal de estas células pigmentarias.  

Aunque representa solo el 1% de todos los cánceres de piel, el melanoma es responsable de la mayoría de las muertes relacionadas con este tipo de enfermedad. Esto se debe a su capacidad de propagarse rápidamente a otros órganos si no es posible que se detecte y se trate a tiempo.  

El melanoma es mucho más que un tipo de cáncer de piel. Al analizar el melanoma desde diferentes perspectivas, se puede comprender su complejidad y su impacto, potencialmente devastador, en el cuerpo humano. 

Fisiológicamente, el melanoma se origina en las células llamadas melanocitos, que residen en la capa basal de la epidermis, la capa más externa de la piel. Estas células son responsables de producir melanina, el pigmento que le da color a la piel y la protege de la radiación ultravioleta del sol. Cuando los melanocitos se vuelven cancerosos, comienzan a crecer de manera descontrolada y forman tumores malignos. 

Desde un punto de vista metabólico, el melanoma implica alteraciones en los procesos celulares que regulan el crecimiento, la proliferación y la muerte celular. Las células cancerosas del melanoma tienen una tasa metabólica aumentada y dependen, en gran medida, de la glucosa como fuente de energía mediante el proceso de glicólisis aeróbica, un fenómeno conocido como efecto Warburg. Esta adaptación metabólica permite a las células cancerosas proliferar rápidamente, y resistir a la apoptosis o muerte celular programada, contribuyendo a la progresión del cáncer. 

Anatómicamente, el melanoma puede manifestarse como una lesión cutánea pigmentada, que puede variar en tamaño, en forma y en color. Sin embargo, también puede desarrollarse en otras partes del cuerpo donde se encuentran los melanocitos, como los ojos, las membranas mucosas, las uñas e incluso en algunos órganos internos, lo que lo hace potencialmente más peligroso y difícil de detectar en etapas tempranas. 

Desde la perspectiva genética, el melanoma implica una serie de cambios moleculares que alteran tanto la regulación genética como la señalización celular. Algunas mutaciones en genes como BRAF, NRAS y c-KIT, se encuentran comúnmente en los análisis genéticos realizados a los pacientes con melanoma, y se pueden desencadenar determinadas vías de señalización que promueven el crecimiento tumoral y la resistencia a la terapia. 

Por todas estas razones es importante comprender el melanoma desde múltiples niveles, para habilitar el desarrollo de nuevas estrategias efectivas de diagnóstico, prevención y tratamiento. 

Figura 1. Oncólogo examinando a un paciente. 

Métodos de diagnóstico de melanoma 

La detección temprana del melanoma es fundamental para un tratamiento efectivo. Para diagnosticar el melanoma se utilizan una variedad de métodos que ayudan a identificar posibles lesiones cancerosas y determinar el mejor curso de acción.  Algunos de los métodos de diagnóstico más comunes utilizados para detectar el melanoma son: 

  • Examen visual:  el primer paso en el diagnóstico de melanoma a menudo involucra un examen visual de la piel por parte de un médico. Durante este examen, el médico busca lunares o marcas, con algunos signos de melanoma, utilizando la regla ABCDE (asimetría, bordes irregulares, coloración variada, diámetro mayor a 6 mm y evolución).  
  • Dermatoscopia:  la dermatoscopia es una técnica que utiliza un dispositivo, llamado dermatoscopio, para examinar la piel con mayor detalle. Este dispositivo proporciona una ampliación y una iluminación mejoradas, lo que permite al médico identificar características específicas de las lesiones cutáneas, como patrones de pigmentación y estructuras vasculares, que pueden ser indicativas de melanoma. 

 

Figura 2. Dermatoscopio 

  • Biopsia:  cuando se identifica una lesión sospechosa mediante un examen visual, o utilizando la dermatoscopia, se recomienda realizar una biopsia para obtener una muestra de tejido para su posterior análisis. Mediante este procedimiento, se extrae una pequeña porción de la lesión, y se envía al laboratorio para su examen bajo el microscopio, y de ser necesario, para un análisis molecular. Este análisis puede confirmar, o no, la presencia de células cancerosas, y ayudar a determinar tanto el tipo como la etapa del melanoma. 
  • Biopsia de ganglio linfático centinela:  en los casos en los cuales el melanoma puede haberse propagado a los ganglios linfáticos cercanos, es necesario realizar una biopsia del ganglio linfático centinela. Durante este procedimiento, el ganglio linfático que está más cerca del sitio del melanoma es identificado, y se extrae para su análisis. Con este procedimiento se permite determinar si el cáncer se ha diseminado a los ganglios linfáticos, y el resultado servirá de guía para el plan de tratamiento más adecuado. 

El diagnóstico temprano puede marcar la diferencia entre un tratamiento efectivo y un resultado adverso. Un diagnóstico temprano ofrece múltiples beneficios, como los siguientes: 

  • Mejor pronóstico: si el melanoma se detecta en etapas tempranas, antes de que se propague a otras partes del cuerpo, las opciones de tratamiento suelen ser más efectivas y menos invasivas.  
  • Tratamiento más eficaz:  cuanto antes se diagnostique el melanoma, más opciones de tratamiento podrán estar disponibles y serán más efectivas. Los tratamientos para el melanoma en las etapas tempranas pueden incluir la extirpación quirúrgica del tumor, la terapia dirigida, la inmunoterapia, así como otros enfoques que tienen como objetivo eliminar las células cancerosas y prevenir su propagación. 
  • Menos invasivo: los tratamientos para el melanoma en etapas tempranas tienden a ser menos invasivos y menos traumáticos para el paciente, en comparación con los tratamientos para el melanoma en etapas avanzadas, que pueden requerir cirugías más extensas o terapias más agresivas. 
  • Prevención de la propagación: el melanoma es conocido por su capacidad de propagarse rápidamente a otras partes del cuerpo si no se detecta y trata a tiempo. Un diagnóstico temprano puede ayudar a prevenir la propagación del cáncer, y limitar su impacto en la salud y la calidad de vida del paciente.  

Factores de riesgo del melanoma 

Los principales factores de riesgo para el melanoma incluyen la exposición excesiva a la radiación ultravioleta (UV), bien sea directamente al sol, o en las camas de bronceado. Pasar largos períodos bajo el sol, especialmente sin una protección adecuada, aumenta la probabilidad de daño en la piel y el desarrollo del cáncer.  

Mientras que la exposición al sol y otros factores ambientales desempeñan un papel importante, el componente genético también juega un papel significativo en la susceptibilidad al melanoma.  Se ha documentado que un factor de riesgo de alto impacto se presenta usualmente en las personas con antecedentes familiares de melanoma, por lo que aquellos individuos con familiares de primer grado que hayan sido diagnosticados previamente con melanoma se deben considerar con riesgo significativamente mayor de desarrollar esta enfermedad, y deben aumentar los controles y las medidas preventivas.  

Así mismo, está aumentado el riesgo en las personas con muchos lunares o con lunares atípicos. También las personas con piel clara y ojos claros pueden tener un riesgo aumentado de susceptibilidad al melanoma.  Sin embargo, es crucial comprender que el melanoma puede afectar a cualquier persona, independientemente de su tono de piel. 

Se ha reportado que las mutaciones en ciertos genes pueden aumentar el riesgo de desarrollar melanoma. Una de las mutaciones genéticas más comunes asociadas con el melanoma es la mutación en el gen BRAF. Esta mutación activa la vía de señalización MAPK, que promueve el crecimiento descontrolado de las células y puede conducir al desarrollo de tumores malignos. 

Otra mutación genética que pudiera ser relevante es la mutación en el gen CDKN2A, asociada con un mayor riesgo de melanoma familiar. Esta mutación afecta a proteínas involucradas en la regulación del ciclo celular, lo que puede aumentar la probabilidad de que las células se vuelvan cancerosas. 

En las consultas médicas se debe evaluar el riesgo genético de melanoma en los pacientes. Esto puede incluir la realización de un historial familiar detallado para identificar posibles antecedentes de melanoma u otros tipos de cáncer de piel. Además, se pueden considerar pruebas genéticas en los pacientes con antecedentes familiares de melanoma, o en aquellos que presentan características clínicas sugestivas de predisposición genética. 

Tratamiento y prevención del melanoma 

El tratamiento del melanoma varía según la etapa de la enfermedad y puede incluir cirugía para extirpar el tumor, terapia dirigida, inmunoterapia y quimioterapia. En casos avanzados, puede ser necesario un enfoque multidisciplinario que involucre a oncólogos, cirujanos, radioterapeutas, y otros especialistas para brindar el mejor cuidado posible al paciente. 

La prevención es fundamental para reducir la incidencia del melanoma. La sensatez es una de las principales estrategias para proteger la piel y reducir el riesgo de desarrollar melanoma, además de otras alternativas, tales como:   

Protección solar:  la protección solar adecuada es la piedra angular de la prevención del melanoma. Se debe alentar a la población a aplicarse protector solar de amplio espectro, con un factor de protección solar (FPS) de al menos 30, cada día, incluso en días nublados. Es importante también recordarles que vuelvan a aplicar el protector solar cada dos horas, y además siempre después de nadar o sudar. Asimismo, se debe recomendar que eviten la exposición al sol durante las horas pico, generalmente entre las 10 y las 16 horas, cuando los rayos UV son más intensos. 

Ropa protectora: se debe recomendar a la población que se cubra con ropa protectora cuando estén al aire libre durante períodos prolongados. Esto incluye el uso de sombreros de ala ancha para proteger el rostro, gafas de sol con protección UV para proteger los ojos, y prendas de manga larga y pantalones para cubrir la piel expuesta. 

Autoexámenes de la piel:  se debe instruir a la población sobre la importancia de realizarse autoexámenes regulares de la piel, a fin de detectar cualquier cambio sospechoso, como nuevos lunares o nuevas lesiones que cambian de tamaño, forma o color. Cada persona debe estar familiarizada con su piel y consultar a un médico si nota algo inusual. 

Evitar las camas de bronceado:  la población debe comprender los riesgos asociados con el uso de camas de bronceado, que emiten radiación UV, y aumentan el riesgo de desarrollar melanoma y otros tipos de cáncer de piel. Se debe recomendar evitar el uso de las camas de bronceado y busquen alternativas más seguras para obtener un bronceado, como los autobronceadores. 

Educación continua: debe existir una educación continua de la población sobre la importancia del conocimiento y las estrategias de prevención del melanoma. En los centros de salud debe haber personal capacitado, y estar disponibles para responder a las preguntas y preocupaciones.  

Conclusión 

El diagnóstico preciso del melanoma es crucial para un manejo efectivo de esta enfermedad. Las biopsias son una herramienta fundamental en este proceso, proporcionando información esencial, tanto para el tratamiento como para el pronóstico del paciente.  

En este sentido, los simuladores de entrenamiento médico desempeñan un papel vital en la formación de especialistas, permitiendo prácticas seguras y repetidas, las cuales contribuyen a mejorar la confianza del médico especialista, y, por lo tanto, la calidad del cuidado proporcionado a los pacientes. Adicionalmente, estos dispositivos replican fielmente la anatomía y características de la piel, permitiendo a los estudiantes practicar en un entorno seguro y controlado. 

Si quieres avanzar en este tipo de entrenamiento y necesitas charlas, demostraciones, conferencias o clases, en tu universidad, hospital o centro educativo, sobre el uso y diseño de los simuladores, escríbenos y conversamos.  

Si detectas alguna necesidad que podría cubrirse desde BIOTME, o si te imaginas algún simulador que pudiéramos desarrollar, puedes contactar con nosotros a través del siguiente enlace: info@biotme.com   

 

Referencias

Leonardi, G.C., Falzone, L., Salemi, R., Zanghì, A., Spandidos, D.A., Mccubrey, J.A. et al.  (2018). Cutaneous melanoma: From pathogenesis to therapy (Review). International Journal of Oncology, 52, 1071-1080. https://doi.org/10.3892/ijo.2018.4287   

Márquez Rodas, I, y col. (2022). Melanoma. Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). https://seom.org/info-sobre-el-cancer/melanoma?showall=1&showall=1 (último acceso: abril 2024). 

Mayo Clinic. (2023). Melanoma. https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/melanoma/symptoms-causes/syc-20374884 (último acceso: abril 2024). 

Raimondi, S., Suppa, M., & Gandini, S. (2020). Melanoma Epidemiology and Sun Exposure. Acta Dermato-Venereologica, 100(11), 250–258. https://doi.org/10.2340/00015555-3491  

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